Ayer alguien, en mi Facebook, escribía "1 ciudadano = 1 voto. Una de las pocas veces que somos todos iguales..." Nada más falso que esta ecuación propuesta por un "friend" que ostenta el título de Licenciada en Ciencias Politicas, pues el problema es que el voto, y esto ya lo sabemos desde hace años, no tiene nada que ver con la igualdad numérica ya que, en verdad, los lugares de decisión está precodificados según normas que trascienden el número. Una evidencia (más) de la falacia de la igualdad numérica: Menem fue electo Senador Nacional por La Rioja con 55 670 votos mientras que en Buenos Aires, Néstor Pitrola queda afuera del Congreso Nacional habiendo obtenido 279 241 votos.
La democracia es la continuación de la neurosis por otros medios, según Alan Pauls en su artículo para Le Monde. Lejos de las ideas de representatividad, de igualdad y de justicia, la democracia es continuidad de la relación mórbida entre deseo y posibilidad. La democracia es el festival de las mayorías pero de las mayorías pasivas. A las minorías activas nos queda la acción, la movilización callejera, los cortes, la manifestación, inclusive la insurrección, acciones cuyo derecho y fundamento no es el número de participantes sino la justicia inmanente a su propia causa.
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