Lorrie Moore vuelve sobre el tema de la relacion madre-hija y sobre el amor maternal. Un amor que puede resultar del todo impotente, no solo insuficiente, peor aún: un amor inútil. "El de mi madre era un amor inútil". El derroche de un amor cuyo unico destino y también su unica gloria es la ruina. "Un bebé destrozaba una vida y al mismo tiempo se convertía en lo mejor de esa vida Aunque estar sentada gloriosa y triunfalmente sobre ruinas quizás no tenía un efecto tan poderoso"
La cuestión de la maternidad no es individual, no se trata de individuos aislados, mujeres aqui y allá enfrentando como pueden las terribles grietas que abre el hecho de ser madre. No. Es un problema que atañe a la comunidad. Y la madre patria no vacila en enviar a sus hijos a morir destrizados en Afganistán.
Un nudo en la garganta: la terrible escena en la que la hermana despide a su hermano muerto, metida en su ataúd tratando en vano de completar su cuerpo destrozado: "No tenía piernas segun parecía por lo que había espacio para las mías" Imaginando por un istante que el poder de la voz podría revivirlo, reconstruirlo:"Lo volvería a ensamblar hablándole. Le diría `buenos dias' por la mañana. Le diría `buenas noches´por la noche" El poder de las palabras aseguraría la continuidad del tiempo. Un deseo imposible. Un dolor casi insoportable.
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