sábado, 28 de agosto de 2010

Atravesar el espejo

Ilustración de Gustavo Roldán para
 Cuando Alicia atravesó el espejo
de editorial Colihue
La escuela, institución que sostenía y se sostenía en el Estado capitalista, hace agua por todas partes.
O tal vez debería comenzar recordando que lo que vuelve insoportable, hoy, la vida cotidiana, no es otra cosa que la absoluta imposibilidad de transformar la multitud de sucesos significativos de una jornada, en experiencia, es decir, en relato y en palabra.
La Reina Negra, después de una carrera tan agotadora que Alicia sentía "como si nunca más en su vida pudiese volver a hablar, de tan agitada que estaba", dice "Aquí (en el país del espejo), como verás, hay que correr lo más rápido posible para poder quedarse en el mismo lugar.  Y si uno quiere ir a otro lugar, tiene que correr el doble de rápido."
Soy profesora, aún, de una escuela llamada secundaria básica que ahora sufre de total acefalía, con la directora enferma y una perspectiva de largos meses sin reemplazante en el cargo.  Solo somos  los profesores y dos preceptoras a cargo de todo; digamos que somos como el Coyote que habiendo llegado más allá del precipicio aún no advierte que no hay suelo bajo sus pies, de algún modo sabemos que si miramos hacia abajo, en el instante en que  tomemos conciencia de la ausencia de la superficie sólida en la que corríamos hace unos instantes, caeremos sin remedio.
Claro, hemos sido citados por la autoridad competente, la inspectora, cuya orden desafía nuestro sentido común, tanto como el Coyote desfía la gravedad al ignorarla:  dar clase no es prioridad, ocupénse primero de hacer todas las planillas y papelerío que solicitemos, tienen que sostener la escuela.  No existiendo ni secretaria ni directora, ante el dilema enseñanza o burocracia  la opción es burocracia.  La crisis obliga a explicitar  la política educativa estatal:  la escuela es un ente administrativo, hecho de planillas, estadísticas, actas y sellos.  El proceso de enseñanza y aprendizaje, la transimisión de conocimientos, la circulación de ideas, la más mínima posibilidad de cambio, no ocurrirá en la escuela ni aún ocasionalmente ni siquiera de manera desmembrada y débil.  El trabajo pedagógico puede y debe ser prescindible, sobre todo con la condición de que los alumnos permanezcan dentro de los muros de la clase. 
Podemos correr hasta perder el aliento (hasta perder la palabra) para que la escuela permanezca en toda su inmovilidad.  O podemos correr el doble de rápido.

sábado, 21 de agosto de 2010

Los hermanos sean unidos

¿Qué le pasa a un niño cuando nace un hermano?  Dice Winnicott que el bebé piensa que la madre es una creación suya. El nacimiento del bebé transforma a la mujer en madre pero en el pensamiento del bebé la madre existe por decisión suya y por lo tanto, simplemente, le pertenece.  Lentamente la madre debe enseñarle al bebé que esto no es así, y este proceso, por así decirlo, de aprendizaje suele ser muy duro para el bebé durante la crianza.  Hay muchas maneras de hacerle entender a un bebé que su madre tiene existencia propia y separada de él.  El nacimiento de un hermano puede ser una de las más terribles.  Los niños pueden amar y odiar con la misma intensidad que los adultos y cuando un hermano aparece en escena esos dos sentimientos suelen convivir, no solamente en el mayor, a quien todos los preconceptos encarnados en  tías,  primos,  amigos y vecinos, suponen el más vulnerable, el que perdió más, el que por ser más grande "entiende más", sino también en el bebé recién venido que debe resignar más temprano su dominio sobre la madre.  Con el tiempo, ambos lo superarán.
El vínculo entre hermanos está marcado por este conflicto de amor odio.  Suponer que serán dominados por los celos es tan irrazonable como suponer que nunca van a pelearse.  Los hermanos comparten la misma sangre, se reconocen entre ellos, éste tiene un gesto del padre, el otro reitera una pose de la madre.  Tienen en común, y esto es fundamental, el vasto territorio de la infancia.  Si pienso en libros que hablen del vínculo entre hermanos, pienso en El guardián en el centeno, de J. D. Salinger.  Durante toda la novela Holden no hace más que hablar de sus hermanos:  D. B. el hermano escritor, Allie, el hermano muerto, Phoebe, la más pequeña, un genio.  La meta de Holden en su largo viaje de regreso a su hogar no es volver con sus padres sino volver a ver a su hermana y conversar con ella.  En el final, mira a su hermana girar en la calesita bajo una lluvia torrencial:  "los padres y madres se refugiaron bajo el alero ... pero yo me quedé sentado en el banco un buen rato....De pronto me sentía feliz viendo a Phoebe girar y girar.  Si quieren que les diga la verdad, me sentí tan contento que estuve a punto de gritar.  No sé por qué.  Sólo porque estaba tan guapa con su abrigo azul dando vueltas y vueltas sin parar.  ¡Cuánto me habría gustado que la hubieran visto así!"

jueves, 12 de agosto de 2010

Cosas de escritores. 2x1

Uno.  Ser prolijo y ordenado puede ser sumamente creativo.
Dos.  Si un escritor entrevista a un científico de la NASA, pueden resultar fascinante relatos con virus confundidos como este.

martes, 10 de agosto de 2010

"Una obra perfectamente habilitada"

Ayer a las cuatro y veinte de la tarde subí a la terraza a sacar la ropa y escuché el estruendo sirenaico que no prometía más que tragedia.
http://www.perfil.com/fotogaleria/?filename=contenidos/2010/08/10/noticia_0006.html&fotoNro=14
Repetí entonces las palabras que me recito todos los días, mi oración diaria:  porque hay guerra en la ciudad.
Después, vendrían los interminables noticieros transmitiendo, precisamente desde aquí, desde el lugar de la catástrofe y las declaraciones del impresentable jefe de Gobierno de la CABA que sorprendentemente sigue aferrado a su cargo. También Ibarra resistió un poco cuando Cromagnón.
"El espacio deja de ser un dato revelado o un recorrido y pasa a ser una práctica de control social y de dominación política, de modo que hay que entender que cada una de las transformaciones del espacio urbano tiende a perfeccionar esas gigantescas máquinas de disciplinamiento que hoy son las ciudades."
 "Ciudades" en Fantasmas de Daniel Link,

sábado, 7 de agosto de 2010

La primera profesora

Las dos últimas horas de clase de la mañana del viernes, en mi querida escuela, tengo que ir a 2º A que es como Hiroshima después de la bomba:  no puede haber nada peor.  Al llegar a la puerta del curso veo que  faltó Silva; al menos no habrá ruido de pedos cuando me dé vuelta a escribir en el pizarrón.  Le pongo onda y saludo, "¡hola chicos, ¿cómo les fue en las vacaciones?"  La alumna Fresco, deja de mirarse en el  pedazo de espejo donde controla a cada instante la correcta disposición de los cabellos en el rodete que corona su cabeza y exclama "¡Es la primera profesora que nos pregunta eso!  ¡Bien, nos fue bárbaro en las vacaciones!"  Excelente comienzo, continuemos.  "Espero que no se hayan olvidado demasiado de lo que estuvimos viendo,¿se acuerdan que leímos sobre la Naturaleza discontinua de la materia?"  Mi optimismo me parece exgerado pero vuelvo a sorprenderme pues Chavez con aparente naturalidad responde: "sí, que la materia está hecha de moléculas".  Sueño despierta, hasta Hiroshima pudo ser reconstruida.

martes, 3 de agosto de 2010

Volar de fiebre

Nebulizaciones, citas con la pediatra, jarabe para la tos, solución fisiológica, médico a domicilio, hacer las compras, cuarenta pesos el médico a domicilio, gastroenteritis viral, catarro, fiebre, antitérmicos cada ocho horas por eso te das cuenta que es viral, dieta, arroz, pollo hervido y carnaza hervida, té y agua y control en cuarenta y ocho horas, el living lleno de autitos desparramados, leéme, jugá conmigo, miramos dibujitos mejor, León dice Miguel me pega, me saca los juguetes, Miguel se come un marcador azul, tiene la lengua azul,los dientes y las encías, azules, es hora de otra nebulización, ahora, a dormir la siesta, Miguel tira todos los libros de la biblioteca, Miguel no quiere dormir, León dice que quiere dormir, solo diez minutos, mamá donde están mis pantuflas,buscalas, esperá que tengo que leer algo, a las cuatro merendamos, dejenme leer un poco, tengo derecho ¿no?  y ya me olvidé lo que quería leer, Migui dejá eso, ya levanté los autitos, ahora el piso está cubierto de diminutos libros de hojas de cartón, de marcadores sin tapa, de pedazos arrancados al rollo de papel higiénico, León desde el baño dice¡listo ma! ya voy, ya voy, ahora te tomás un té, pero no me gusta el té, no importa el médico dijo té, Migui quiere yogur y matecocido, todo al mismo tiempo, pero después mete la cuchara en el vaso de matecocido y deja la mitad del pote de yogur rosado de bakugan y ahora qué hago, lo guardo para después, y el mate cocido se volcó porque Migui se duerme sentado en la sillita alta, la sillita azul como hace un rato eran sus dientes, pero ahora se duerme sentado y con mocos y a León le sube la fiebre y tiembla como una hoja y a mí se me rompe el termómetro, el bueno, el Franklin, suerte que tengo otro, si no le pido a Jorge que compre uno antes de volver a casa, 39,2º marca, lo acuesto a Migui en su cuna y le doy el antitérmico a León que vuela de fiebre y que se queda dormido, por la fiebre, en el sillón.