sábado, 30 de octubre de 2010

La muerte del padre

http://www.librosmaravillosos.com/tomsawyer/capitulo31.html
A veces Google me impide leer, otras me empuja a hacerlo.  Leí, entonces, Una cuestión personal del Nobel japonés Kenzaburo Oé, porque vi una reseña en un blog que sigo.  Recordé que el libro estaba en la biblioteca de mi papá y fui por él.  Una historia autobiográfica, con personajes marginales,  oscura "como la caverna de Tom Sawyer" pero que termina con esperanza.  Como un pater familias de la antigua Roma, el profesor Bird debe decidir, durante dos agónicos días, si dejará morir o vivir a su hijo recién nacido con una terrible malformación en la cabeza.  En un momento, recuerda el relato de la muerte de su padre:
"Cuando tenía seis años, Bird había preguntado a su padre:´¿Dónde estaba yo cien años antes de nacer?  ¿dónde estaré cien años desùés de morir?  Padre, ¿qué será de mí cuando muera?' Sin pronunciar palabra, su padre le dió un puñetazo en la boca y le llenó la cara de sangre.  Bird olvidó su miedo a la muerte.  Tres meses más tarde, su padre se disparó en la cabeza con una pistola alemana de la Segunda Guerra Mundial."
Uno podría preguntarse quién golpeó a quién en esta escena que todo padre vive alguna vez con su hijo: la pregunta sobre la muerte.  El padre de Bird no pudo continuar viviendo con la idea de que su hijo sabía que él no tenía respuestas para todo.  Un hecho innegable que los que carecemos de religión solo podemos soportar con ayuda del muy occidental psicoanálisis.

viernes, 29 de octubre de 2010

Los presidentes también lloran

Ayer estuve horas viendo el velorio.  Dejé la tele ahi, prendida, mientras limpiaba toda la casa y la gente desfilaba y desfilaba, tres mil personas por hora, decían. Para algunos será claro como el agua el motivo de la devoción popular, para mí es un embrollo; dí vuelta de una las sillas sobre la mesa, a años luz de la gente que pasa y pasa delante del féretro.  Ya había aceptado, de mala gana, que mis parientes estuvieran consternados y aun así todavía no había escuchado los más terribles reproches a mi falta de consternación. No hacía ni una semana que la presidenta, ahora reciente viuda, nos había brindado las más tenebrosas declaraciones a propósito de un asesinato.  Para mí era claro:  la matanza de Mariano Ferreyra puso en evidencia por un lado, un vasto sistema de superexplotación llamada tercerización y, al mismo tiempo, la alianza estratégica de los Kirchner con la burocracia sindical y precisamente por esto ese asesinato político marcó una terrible crisis para el régimen.  ¿Será cierto que el no tan anciano ex presidente sucumbió a los efectos de esta crisis?
La gente seguía desfilando y yo no podía dejar de ver el velorio.  Cada tanto aparecía algún presidente latinoamericano, lloroso.  El patetismo no cejaba. A la noche, mientras preparaba la cena, un muchacho cantó el Ave María de Shubert y al finalizar gritó un "¡Hasta la victoria siempre, Néstor!" tal vez inspirado por el retrato de Guevara, colgado en el salón de los Patriotas.  Mi estupor aumentaba.  No dijeron el nombre del tenor ni la razón del saludo final, al que yo jamás hubiera asociado con el peronismo.
Semana Trágica la llaman algunos.

sábado, 23 de octubre de 2010

B.B.

Canción de cuna IV

Hijo mío, poco importa lo que llegues  a ser,
los palos contra tí ya los tienen preparados.
Porque a tí, hijo mío, en este mundo
sólo te espera el basural, y ya está ocupado.

Hijo mío, escucha lo que tu madre te dice:
a tí te espera una vida peor que la peste.
Pero yo no te he llevado tanto tiempo adentro mío
para que lo soportes todo tranquilamente.

Lo que no tienes, no lo des por perdido.
Lo que no te den, consíguelo, cueste lo que cueste.
Yo, tu madre, no te he parido
para que de noche duermas bajo los puentes.

Quizá no estés hecho de una pasta especial.
No tengo dinero para tí, ni te dediqué oraciones.
Mi confianza eres tú mismo, y espero no verte mal,
pidiendo en la oficina pública mientras tu vida se hace jirones.

Las noches en las que sin cerrar los ojos me acuesto a tu lado
y mi mano hacia tu pequeño puño se estira
pienso en las guerras que contigo ya tienen planeadas,
¿Qué tengo que hacer para que no creas sus sucias mentiras?

Hijo mío, tu madre nunca te ha engañado,
haciéndote creer que eras diferente.
Te crió con mil sacrificios y no para verte colgado
de una alambrada de púas gritando por agua, casi inconsciente.

Por eso, únete a los tuyos, hijo mío,
juntos hagan polvo sus dementes sueños de poder.
Tú y yo, y aquellos que son como nosotros,
tenemos que lograr de una vez por todas
que no haya en el mundo dos clases de personas.

lunes, 18 de octubre de 2010

El cazador furtivo

Cuando yo era chica había muchos libros en casa, casi no había habitación que no tuviera su biblioteca. Era inevitable leer, pero más difícil era leer sin que nadie supiera qué libro estaba uno leyendo.  En aquel entonces tuve que inventarem estrategias para una clase particular de lectura: la lectura secreta, íntima, a escondidas de mis padres y de mis hermanos.  Desarrollé luego una particular imposibilidad de leer en bibliotecas y en cambio, los colectivos y los bares son mis lugares preferidos, a veces obligados, de lectura.  Lugares públicos donde, a pesar de estar ahí o precisamente por eso, nadie se va a fijar en lo que estoy leyendo.   Porque muchas veces  uno lee tan para sí, tan apartado del mundo, con una lectura tan intransferible.  Y muchas veces, leer es un robo.  Una acción que de alguna manera ronda el delito (El ojo que lee es como el cazador furtivo) y requiere el anonimato del lector.
Ayer, nuestro hijo de seis años nos preguntaba "¿De qué se trata ese libro que estás leyendo?" Padres sobreprotectores a pesar nuestro o tal vez demasiado preocupados por cuidar nuestras sagradas y escasas horas de sueño de las eventuales pesadillas de nuestro retoño, las  que juzgamos altamente probables si le contamos la historia del texto en cuestión, (Otra vuelta de  tuerca de Henry James), contestamos de manera totalmente insatisfactoria a la demanda de argumento.  Es un libro de terror, ya lo vas a leer cuando seas más grande, y demás vaguedades frente a las cuales el pequeño, ávido lector, responde con decisión:  "¡No me importa si no me quieren contar, ya les voy a robar el libro y lo voy a leer!"

La gran Moore

"Una serie de fotografías de madres e hijas intercambiando roles:  mujeres que cambian de lugar para cuidarse unas a otras.  Tú, la hija, te conviertes en madre, en Ceres, y ella en la hija secuestrada en el infierno, y tú rondas la Tierra para encontrarla, llorarla, y dejas los árboles y los granos sin cuidado, para que se sequen y no tienes paz, tú no tienes paz."
Lorrie Moore
"Lo que se llevan" Autoayuda
2001

viernes, 15 de octubre de 2010

Estoy hasta acá de sentimentalismos

El martes y el miércoles los noticieros transmitían en cadena el rescate de los mineros de Copiapó, entrerrados setecientos metros bajo tierra por la irresponsabilidad y la codicia de una empresa minera, fundada,  por un ingeniero húngaro, en los ochenta.  El rescate no sería más que una fantástica cuerda para salvar, no a los treinta y cuatro mineros sino a la misma San Esteban de la quiebra financiera en la que se encuentra hundida.

martes, 12 de octubre de 2010

Ser o no ser

Ayer, mientras miraba Fringe, pensaba que la mayoría de los docentes siempre desean , sí digo bien, desean, hacer cualquier otra cosa salvo enseñar.  Cualquier otra cosa.  En eso somos igual que los alumnos, soñamos con el día en que abandonaremos para siempre los muros de la clase. 

miércoles, 6 de octubre de 2010

Inconformismo

¿Por qué si tenemos en casa unos mil libros distribuidos en tres bibliotecas, por qué si no desperdicio ocasión de manifestar mi desprecio por actividades tan ruines como el fútbol de la A, B y la letra que sea, por qué, entonces,  me sorprendo, me preocupo hasta casi diría que sufro al ver que mi hijo, de recién cumplidos 6 años, lee entero el libro de Tito Gurvanov y le dice a su maestra, sin dudar, que el peón tiene tres movimientos, cuestión que la maestra, a pesar de toda su buena intención de preparar un taller de ajedrez para chicos de jardín de infantes, desconoce por completo?¿ Por qué pienso que me sentiría mejor si mi hijo se dedicara a actividades un poco más infantiles, un poco menos intelectuales como el ya mencionado y tan sudamericano futbol, que depués de todo es más social que el solitario juego creado, según la leyenda,  por Sissa Ben Dari?  La verdad es, lo confieso, que me siento feliz de estudiar con mi hijo el mate del loco en lugar de verme obligada a aprender  la formación de Boca.

viernes, 1 de octubre de 2010

Oh, my God!


"Eh profe, hoy no voy a escribir porque me apuñalaron" _ dice Brian señalandose el brazo derecho, ni bien entro a las siete treinta y cinco de la mañana al aula de 3º A. 
Para quienes no leen, ni escriben, ni hoy ni en toda su vida.