lunes, 29 de junio de 2015

Qué tenés que andar diciendo de mí.

Camino entre los bancos en la clase de logaritmos en 4° pero ya sabemos que las preocupaciones reales de los alumnos pasan por temas muy diversos al que intentamos proponerles.
_La profesora de Química me dijo que usted habló mal de mí ¿es verdad?_ me dice un alumno que a diferencia del resto del grupo ya tiene 18 años cumplidos.  La afirmación me alcanza como un rayo.  Recuerdo muy bien a la profesora de Química y no sé bien que pude haberle dicho salvo que dudaba seriamente de las capacidades intelectuales del alumno que ahora me acusa frente a todos.
_Yo no hablo mal de los alumnos. _ Respondo con rigidez e incomodidad.  Nadie en el aula me cree.
_Además, _trato de contraatacar, _justo usted, alumno, me dice esto cuando se queja siempre y habla pestes de la profesora de Matemática del año pasado.  Yo nunca hablo mal de nadie._ Insisto, creo que soné más convincente.
_Al menos ella sí era sincera_ me retrucan y opto por el silencio mientras evalúo qué hacer con esa desubicada de Química y decido que lo mejor es retirarle el saludo y no hablarle nunca más en lo que queda del año.



domingo, 28 de junio de 2015

UN ANIMAL SOÑADO POR KAFKA

 Es un animal con una gran cola, de muchos metros de largo, parecida a la del zorro. A veces me gustaría tener su cola en la mano, pero es imposible; el animal está siempre en movimiento, la cola siempre de un lado para otro. El animal tiene algo de canguro, pero la cabeza chica y oval no es característica y tiene algo de humana; sólo los dientes tienen fuerza expresiva, ya los oculte o les muestre. Suelo tener la impresión que el animal quiere amaestrarme; si no, qué propósito puede tener retirarme la cola cuando quiero agarrarla, y luego esperar tranquilamente que ésta vuelva a atraerme, y luego volver a saltar.

FRANZ KAFKA: Hochzeitsvorbereitungen auf dem Lande, 1953.

De El libro de los seres imaginarios de J.L.Borges y Margarita Guerrero

lunes, 22 de junio de 2015

Mi trabajo es educar.  Mi trabajo es imposible. No concibo que alguien en plena posesión de sus facultades decida por su propia voluntad hacer este trabajo en lugar de cualquier otro. Y sin embargo aquí estoy, profesora de  escuela secundaria, un trabajo de perdedores e infelices. O de gente muy buena y muy ingenua.
Ante todo, mi trabajo requiere aguante, perseverancia, justicia, previsión y amor.
Me pagan por enseñarle al que no quiere ser enseñado.  Más aún, me pagan por querer a quien no quiere ser querido. Y ciertamente me pagan muy poco por todo eso.
Los resultados son siempre magros y desalentadores.  Cada año de mal en peor.  Son muy pocas las cosas que me alientan a seguir.  La risa de mis hijos es una de ellas.
Ver sus caritas felices por la mañana cuando lo llevo a la escuela y me voy a trabajar.

domingo, 21 de junio de 2015

Mi hijo se sienta en mis rodillas, me besa y me abraza. "¡Me encanta la vida real!" me dice.