miércoles, 22 de octubre de 2014

Tengo que ir a buscar a mis hijos a la escuela.  Hace calor y sé que van a salir malhumorados y quejosos.  La maestra no les respondió una pregunta, los otros chicos gritaron muy fuerte, al más pequeño un compañero lo empujó en el rincón de los bloques y se hizo una corte en la ceja.  Cosas así. Cosas pequeñas y duras.  Yo les voy a sonreir y voy a  tratar de consolarlos caminando más despacito por las calles sombreadas de tipas.  Escuchando todos sus dramas en silencio.  De repente descubriremos un bichito muerto, brillando en la vereda.  Y luego en la esquina veremos la blancura de los jazmines en el jardín de un vecino.  Y de a poco el regreso a casa nos da algo de reposo.  En la merienda les diré algo bueno, les diré ahora sí, cuéntenme algo divertido.  Y sé que algo va a haber que les hará reir.  Una canción nueva o un juego en el que ganaron.  Cosas pequeñas y sonrientes.  cosas dela infancia.

sábado, 18 de octubre de 2014

Nadie puede señalar los límites de la noche.  Lo leí en un libro de Zelazny.

Camino al jardín mi hijo menor mira hacia arriba y me dice: "Me gusta este mundo lleno de cables"

jueves, 16 de octubre de 2014

Madurez.

La muerte es un tema que interesa a mi hijo menor.  Después de muchas preguntas a lo largo de los meses, él parece haber llegado a una conclusión.

_Ma, cuando te morís ¿vas al cielo y ahí seguís viviendo?
 _Algunas personas creen eso, pero papá y yo pensamos que no, no es así.
_Pero yo sí, yo sí  lo creo.

A los cinco años algunos niños deciden que sus padres no lo saben todo.