martes, 12 de julio de 2011

Un día de trabajo

Hoy en la ecuela nos reunimos por una cuestión institucional:  la modificación del régimen académico de la escuela secundaria.  Que cosa pesada es una institución, y qué frágil.  Leímos todo el instructivo, y comentamos cosas muy pesadas que habían pasado en la escuela estos días.  El secretario le quizó quitar la gorrita a un chico y los pibes lo agarraron a piñas.  Las maestras de primaria llamaron a la policía.  El secretario pidió licencia por psiquitaría.  A una profesora le tiraron piedras al auto cuando salía de la escuela.  Vino la policía y golpeó a dos chicos, alumnos de la escuela que estaban mirando, para que dijeran quienes habían sido. Ahora los familiares de uno de esos chicos van a hacer una marcha protestando contra la policía y creo que también contra la escuela.  Después, yo leí algo que había escrito y creo que les gustó pero no sé.  Después había que escribir otra conclusión para cumplir con la inspectora.  Me fui pensando que no se puede modificar mucho nada.  Lo único que se puede hacer es pensar las situaciones sin esperanza de capturar las razones.

2 comentarios:

soyeserayónentuheladera dijo...

Hay, por suerte, una ùltisima cosa que nos conecta, el pesimismo. Leo tu pesimismo y todavía sonrío. Nos acosa la entación de lo peor. Y sin embargo es el pesimismo el que nos impide la pereza. El pesimismo despierta la vitalidad del desesperado. Ánimos

Cebra dijo...

Gracias, rayón, recomiéndame a tus amigos.