jueves, 19 de junio de 2014

¿Qué puede esperar una madre del Invierno?  Nada excepto mocos interminables y montañas de medias para lavar.
Eso pensaba yo mientras llevaba a mi hijo al jardín abrigado como un muñequito.  Pasamos por la vereda donde desde hace unas semanas duerme  un hombre solo.  A esta hora ya está guardando su colchón en algún porche abandonado.
Me gusta este barrio pensaba yo, después de todo hay lugar para todos y hasta entradas de casas donde alguien puede guardar su colchón durante el día.
A la tarde los cartoneros empiezan a prepararse allá en la plaza y luego pasearán por las calles con sus carros gigantes y sus pequeños cochecitos de bebé.  Al atradecer se vuelven a reunir cerquita de la plaza esperando los enormes camiones oscuros y algo tenebrosos que los llevarán a sus hogares lejanos y que mañana los volverán  a traer aquí.  Los cartoneros y su trato diario con la basura, con el frío, con lo que no es justo. Conocí una vecina que los llamaba Rositas.  "Mis Rositas...", decía ella cuando los cruzaba en la calle; y se quedaba así, viendo como se alejaban escudriñando los cestos de basura.


¿Qué se puede esperar del invierno?

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