jueves, 20 de diciembre de 2012

Gatos.

Cuando yo era más chica en casa teníamos una gata.  la llamabamos así, la Gata.  La Gata cazaba gorriones.  La primera vez que la vimos devorar uno en el patio y comérselo hasta las plumas, nos causó horror.  Nunca nos olvidábamos de alimentarla pero a la Gata le gustaba mucho cazar y era buena atrapando aves.  Tuvimos que acostumbrarnos.  Cuando se enfermó, la llevamos al veterinario y la sacrificamos y la enterramos en algún lugar el fondo de la casa.
Una vez leí un cuento sobre una mujer que crió durante años a un gato gordo llamado Alberto.  Lo alimentaba con latas de atún, lo vestía con corbata y comprendía sus maullidos.  Cuando Alberto enfermó le hicieron análisis y ecografías y lo internaron en terapia intensiva hasta que murió.  La mujer no pudo soportar la culpa y durante meses se dió a la bebida hasta que una Navidad sacó la cajita que guardaba las cenizas de Alberto y las esparció en un bosque.
La Navidad es una buena época para acercarse a la Naturaleza.  O para leer un cuento.

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