sábado, 21 de agosto de 2010

Los hermanos sean unidos

¿Qué le pasa a un niño cuando nace un hermano?  Dice Winnicott que el bebé piensa que la madre es una creación suya. El nacimiento del bebé transforma a la mujer en madre pero en el pensamiento del bebé la madre existe por decisión suya y por lo tanto, simplemente, le pertenece.  Lentamente la madre debe enseñarle al bebé que esto no es así, y este proceso, por así decirlo, de aprendizaje suele ser muy duro para el bebé durante la crianza.  Hay muchas maneras de hacerle entender a un bebé que su madre tiene existencia propia y separada de él.  El nacimiento de un hermano puede ser una de las más terribles.  Los niños pueden amar y odiar con la misma intensidad que los adultos y cuando un hermano aparece en escena esos dos sentimientos suelen convivir, no solamente en el mayor, a quien todos los preconceptos encarnados en  tías,  primos,  amigos y vecinos, suponen el más vulnerable, el que perdió más, el que por ser más grande "entiende más", sino también en el bebé recién venido que debe resignar más temprano su dominio sobre la madre.  Con el tiempo, ambos lo superarán.
El vínculo entre hermanos está marcado por este conflicto de amor odio.  Suponer que serán dominados por los celos es tan irrazonable como suponer que nunca van a pelearse.  Los hermanos comparten la misma sangre, se reconocen entre ellos, éste tiene un gesto del padre, el otro reitera una pose de la madre.  Tienen en común, y esto es fundamental, el vasto territorio de la infancia.  Si pienso en libros que hablen del vínculo entre hermanos, pienso en El guardián en el centeno, de J. D. Salinger.  Durante toda la novela Holden no hace más que hablar de sus hermanos:  D. B. el hermano escritor, Allie, el hermano muerto, Phoebe, la más pequeña, un genio.  La meta de Holden en su largo viaje de regreso a su hogar no es volver con sus padres sino volver a ver a su hermana y conversar con ella.  En el final, mira a su hermana girar en la calesita bajo una lluvia torrencial:  "los padres y madres se refugiaron bajo el alero ... pero yo me quedé sentado en el banco un buen rato....De pronto me sentía feliz viendo a Phoebe girar y girar.  Si quieren que les diga la verdad, me sentí tan contento que estuve a punto de gritar.  No sé por qué.  Sólo porque estaba tan guapa con su abrigo azul dando vueltas y vueltas sin parar.  ¡Cuánto me habría gustado que la hubieran visto así!"

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