lunes, 15 de noviembre de 2010

Las leyes del caos

Este iba a ser un blog de lecturas pero últimamente es una bitácora de madre.  Tener un hijo es enfrentarse al caos de verdad, decían en un blog que sigo.  Tener un hijo puede significar despertarse a la madrugada para verificar que el pequeño, que se acostó perfectamente sano, ahora, siendo las dos de la mañana,  tiene treinta y nueve de fiebre o amanecer con un retoño que tiene la oreja derecha y el ojo izquierdo rojos e hinchados como frutos, ¿mosquitos? ¿algún ácaro en las sábanas?  Quién sabe.  Y además de los sobresaltos pediátricos, está el desopilante idioma de los bebés, su fantástico diálogo con lo inanimado:  "Chau música", saluda al equipo cuando salimos para el jardín;  o cuando se despide hasta mañana con su vocabulario bisilábico: "nana papá, nana ito" y, con igual cariño y consideración, besa al padre y a su caballito de goma azul.

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