domingo, 19 de junio de 2011

Una novela del 69

Juan José Saer, su novela Cicatrices, un pequeño fragmento de su tercera parte, cuando el juez que juzgará a Luis Fiore, el obrero que asesina a su mujer un 1º de mayo, ve gorilas por todas partes en una Buenos Aires sepultada en la niebla, y en la humedad:

“Los gorilas estarán a esta hora saliendo de sus guaridas, dejando sus jergones malolientes, observando sus dentaduras carcomidas frente al espejo del baño, deponiendo sus excrementos, mirando por la ventana la niebla, revolviéndose modosamente en las camas donde han copulado con sus hembras de sexo rojizo, entre rugidos apagados y lamentos brutales, las hembras han de estar mirando a los machos desde la cama, oyéndolos moverse por las cocinas mal iluminadas mientras se preparan el desayuno antes de salir a trabajar. Después entornarán los ojos, se harán un ovillo entre las frazadas calientes y volverán a dormirse hasta media mañana. Después se levantarán y saldrán al mercado a comprar alimentos, mientras los machos escriben unos trazos ininteligibles sobre grandes libros de caja en oficinas de techo altísimo y piso de madera. Los veo abrir la puerta de calle, lanzando los primeros eructos pasmados, mirar la niebla, y encorvarse después mientras caminan en la llovizna hasta la primera esquina, para tomar el colectivo. En el colectivo se aplastarán unos contra otros, refregándose los culos carnosos y echándose el aliento sobre la cara todavía hinchada por el sueño. Emitirán unos sonidos roncos, sacudiendo la cabeza, abriendo desmesuradamente los ojos y moviendo las manos en ademanes ininteligibles.” (p. 190; Seix-Barral, 2010)

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